lunes, abril 21, 2008

el amimo por los suelos, no quiero nada, no tengo ganas de nada, estoy cansada, triste, tegno miedo, mucho miedo, solo quiero salir a la calle un rato y caminar, walk alone; es cansado estar así...

sin camara por el momento

sábado, abril 19, 2008

Hoy

Hay días en que el deseo se más fuerte que la realidad, hay días en que los deseos se quedan en tan solo eso, y otros en que simplemente los deseos no existen...

jueves, abril 17, 2008

Sin salida

Las horas pasan, los días, las semanas, los meses, los años; el tiempo en si pasa, y sigo aquí, me quede estancada en el mar de lagrimas que me he formado día tras día, los malos pensamientos que se meten en mi no me dejan ser, las cosas que fueron y las que yo nunca quise que fueran, hoy lo son y todas las cosas buenas se van, porque esas no me pertenecen y nunca me pertenecerán, quien dice que la vida sigue?, quien dice mañana será un día mejor, ya no puedo decir eso, las palabras se me atoran en las manos de los demás, por que la felicidad no me sonríe, por que huye de mi, por que se va, tan lejos, y yo tan cerca del infierno, o tal vez en medio.

domingo, abril 13, 2008

Girasol

Tan complicada, compleja, difícil de entender, o me amas o me odias;
pertenezco a tu pasado o a tu diario vivir...

miércoles, abril 09, 2008

La rosa del Principito

7
Al quinto día y también en relación con el cordero, me fue revelado este otro secreto de la vida del principito. Me preguntó bruscamente y sin preámbulo, como resultado de un problema largamente meditado en silencio:
-Si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores ¿no?
-Un cordero se come todo lo que encuentra.
-¿Y también las flores que tienen espinas?
-Sí; también las flores que tienen espinas.
-Entonces, ¿para qué le sirven las espinas?
Confieso que no lo sabía. Estaba yo muy ocupado tratando de destornillar un bulón demasiado apretado del motor; la avería comenzaba a parecerme cosa grave y la circunstancia de que se estuviera agotando mi provisión de agua, me hacía temer lo peor.
-¿Para qué sirven las espinas?
El principito no permitía nunca que se dejara sin respuesta una pregunta formulada por él. Irritado por la resistencia que me oponía el bulón, le respondí lo primero que se me ocurrió:
-Las espinas no sirven para nada; son pura maldad de las flores.
-¡Oh!
Y después de un silencio, me dijo con una especie de rencor:
-¡No te creo! Las flores son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden. Se creen terribles con sus espinas…
No le respondí nada; en aquel momento me estaba diciendo a mí mismo: "Si este bulón me resiste un poco más, lo haré saltar de un martillazo". El principito me interrumpió de nuevo mis pensamientos:
-¿Tú crees que las flores…?
-¡No, no creo nada! Te he respondido cualquier cosa para que te calles. Tengo que ocuparme de cosas serias.
Me miró estupefacto.
-¡De cosas serias!
Me miraba con mi martillo en la mano, los dedos llenos de grasa e inclinado sobre algo que le parecía muy feo.
-¡Hablas como las personas mayores!
Me avergonzó un poco. Pero él, implacable, añadió:
-¡Lo confundes todo…todo lo mezclas…!
Estaba verdaderamente irritado; sacudía la cabeza, agitando al viento sus cabellos dorados.
-Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!"… Al parecer esto le llema de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!
-¿Un qué?
-Un hongo.
El principito estaba pálido de cólera.
-Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada? ¿Es que no es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más serio e importante que las sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?
El principito enrojeció y después continuó:
-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante!
No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos.
La noche había caído. Yo había soltado las herramientas y ya no importaban nada el martillo, el bulón, la sed y la muerte. ¡Había en una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, un principito a quien consolar! Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro… te dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para la flor…te…". No sabía qué decirle, cómo consolarle y hacer que tuviera nuevamente confianza en mí; me sentía torpe. ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas!

martes, abril 08, 2008

Una historia transparente

Corriendo detrás del tiempo, porque poco a poco se me escapa de las manos.
Ese día en el café, mientras lo miraba a los ojos y trataba de concentrarme en lo que me decía, tratando de que mis frases tuvieran coherencia; me perdía en sus ojos, fingiendo indiferencia, haciéndome creer que no lo quería, no quería que mis ojos me traicionaran, porque si por mi fuera me perdía en tus ojos, que es ese sentimiento?, como explicarlo?, como decirte todo lo que siento por ti?, no me importaría mirarte a los ojos todo el día y sonreír, sentir realmente esa felicidad que me provocas, sin miedos, como me atreví a enamorarme de ti?, como no mirarte y reprimir todo esto que me consume?.
Te escuche hablar de ella por 2 horas, y aun así no sentí celos, porque no me di ese lujo, por que lo que deseaba mas en la vida que otra cosa era tu felicidad, porque si hubiera podido darte lo que mas deseabas lo hubiera hecho, pero como darte un corazón ajeno?
y ahí estuve, tratando de concentrarme, tratando de no perderme en tu mirada.
Ese día en la noche me rendí, deje a mi corazón llorar y cerre los ojos para no volverte a ver...
Miran los ojos con extraño recelo, varados, finados, cada uno al cielo
Ghysell