jueves, septiembre 20, 2007

Muerte

Cuando entre, después de haber observado por la ventana, sentí ese olor a moho y humedad en el aire, que se me metía hasta por los poros de la piel. Sentía como el asco se apoderaba de mi y casi me hacía vomitar. Lo primero que se veia desde la entrada era la cocina, y al entrar y mirar alrededor se veía la sala vestida de madera, con los muebles húmedos y llenos de moho, casi impecables. En parte parecía que el tiempo no había pasado por ahí, que lo había olvidados por completo y me vino a mi mente mi infancia, antes de aquel día y sentí un poco de felicidad por haber regresado. Pero entonces ví el piso del pasillo que da a las recamaras, aun se hacían ver los rastros de tiza, dibujando deformes cuerpos humanos, manchas negras y ruídas por el tiempo en el piso y la pared. No fue sino entonces cuando me vino tan claro y nítido el cruel recuerdo de la muerte, escudriñé entre los olores y pude percibir aun su olor, tan pesado y maloliente; al caminar por el pasillo aumentaba la luz de la ventana que da al patio trasero, la puerta se encontraba abierta como siempre y al abrirla encontré el jardín de mis sueños...

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Miran los ojos con extraño recelo, varados, finados, cada uno al cielo
Ghysell